No sé como harán ustedes, pero acá nos arreglamos con lo que hay

viernes, 16 de marzo de 2007

1 guaraní

Hace tan sólo unos meses que TIGO comenzó a cobrar por segundo. Acompañó la nueva política, como corresponde, con un gigantesco operativo publicitario. Supongo que les fue bien, porque siguen haciendolo. Bueno, tampoco es de esperar que reculen tan grande si no funciona, pero suele pasar que ciertas "promociones" cumplen su vida útil y se retiran en silencio.

Aparentemente el efecto fue fuerte, la gente empezó a cambiarse (o a volver) a TIGO, o a preguntarle a sus compañias "y ustedes por qué no me cobran por segundo?" (que rompebolas que te pregunten eso verdad?), y la presión hizo efecto, porque les guste o no, las otras operadoras de celulares fueron siguiendo con la tendencia (CTI, Vox y Personal, no sé si en ese orden), cada una con su propia campaña mediática (y con los bombos y platillos de quien está innovando sustancialmente!).

Así, as of marzo de 2007, y sin estar obligadas a ello por ley, todas las comunicaciones por celular en el país se cobran por segundo. He ahí, glorioso, el efecto de la libre competencia. El mayor beneficiado: el consumidor.

El toque irónico es que el iniciador de todo, TIGO, cobrando 11 gs. de día y 5 de noche, quedó como en offside porque las demás fueron a 10 y 5. Duro el contragolpe ;-)

Hoy camino al trabajo vi que, callado nomás, le pasaron corrector a los carteles de TIGO en los micros, y el 11 se convirtió en 10. Competencia obliga, vio?

1 guaraní que significa mucho.

Significa la diferencia entre un servicio ubicuo y bien prestado, donde el usuario elige lo que le conviene y las empresas se rompen para mejorar continuamente, y los espantosos servicios administrados por el Estado.

Significa la explicación de que, siendo el servicio celular inherentemente más caro que la tradicional "línea baja", haya en el país mas de 2 millones de celulares contra 300.000 líneas fijas.

Significa que si el día de mañana hay un imprevisto de la pesada, llamale tormenta, terremoto o invasión de langostas, es mucho más probable que nos quedemos todos sin luz, sin teléfonos, sin Internet, sin combustible y sin cemento, que sin celulares.

¿Se acuerdan de las recientes bajas del gasoil y el pasaje? ¿Cuántas reuniones de ministros y burócratas hubo? ¿Cuánta especulación en la prensa? ¿Cuántas excusas de por qué no podía bajar todavía? ¿Cuántas manifestaciones de empresarios y funcionarios, a favor y en contra? ¿Cuánto gasto de energía al pedo?

Ahí está la diferencia entre el monopolio público, y la libre competencia entre privados.

¿Cúando vamos a exigir al gobierno que haga sólo lo justo y necesario, y deje todo el resto en manos los que saben?