Bueno, era un tipo que se quiso pasar de vivo, y los dioses griegos lo castigaron con el ingenio y la fina crueldad que les caracterizaba:
"En el infierno Sísifo fue obligado a empujar una piedra enorme cuesta arriba por una ladera empinada, pero antes de que alcanzase la cima de la colina la piedra siempre rodaba hacia abajo, y Sísifo tenía que empezar de nuevo desde el principio..."
Y no, me acordé nomás de esa historia, por el tema del algodón, los empresarios "inescrupulosos", el gobierno, y los campesísifos.
Acá lo que hay es un oligopsonio (qué palabrita, eh?). Unos pocos compradores (en realidad un cártel) que deciden cuánto van a pagar; es como un oligopolio, pero al revés. En fin: a los campesísifos no les queda otra que venderles a ellos, porque la exportación de algodón en rama está prohibida. Y cuando no se ponen de acuerdo, entra el gobierno y regala plata de todos (tuya, mía, de todos) para zanjar las diferencias. Aprovechando para hacer un poco de propaganda, ñamopu'a Paraguay, sabés loo.
Un círculo maldito que nadie rompe. Los unos, porque les conviene. Los otros, porque no saben cómo. Y así sigue siempre la historia; el año que viene va a ser lo mismo.
Pero capaz que el siguiente ya no.