Ok, vamos entonces a nuestro asunto:
"Un millón de dólares americanos es el botín con el que se alzó ayer a tempranas horas, en el aeropuerto internacional Silvio Pettirossi, un grupo tipo comando, integrado por unas trece a catorce personas, entre hombres y mujeres, tras asaltar a dos funcionarios de la casa de cambios Money Exchanges SA, quienes estaban custodiados por cuatro efectivos policiales."
Hay que entender esto en su verdadera dimensión, y no se puede exagerar: de todo lo que ocurre en este país absurdo, un asalto con armas largas, que dura 1 minuto y donde no se dispara un solo tiro, no es sólo lamentable: es VERGONZOSO.
"El golpe fue tan rápido que no se registraron disparos y solo uno de los policías fue reducido y desarmado a golpes, en tanto que los demás ni siquiera lograron reaccionar."
Si era "tan sólo" un asalto a un banco o casa de cambios, bueno, todavía se puede ser un poco indulgentes y esperar que el Estado se sacuda la modorra y actúe a su ritmo. Sin muchas expectativas de éxito, claro, pero qué se yo, es un asalto: nada del otro mundo, al fin y al cabo.
"Ayer, en horas de la tarde, las autoridades realizaron dos infructuosos allanamientos en la zona de Maramburé, Luque y en el barrio San Rafael de Mariano Roque Alonso."
Pero un "asalto tipo comando" (no sé de donde salió ese término que es el estandar de facto en los reportes periodísticos, pero bueno) en el principal aeropuerto del país, es sencillamente una vergüenza. O varias: Que ocurra es una vergüenza, que nadie renuncie es una vergüenza, que nadie sea echado es una vergüenza. Nadie se hace responsable de nada en este país que da vergüenza. Nadie prevé nada. Yo no sé con qué cara se puede decirle al mundo que venga e invierta en esta republiqueta, cuando el horrible aeropuerto al que ninguna aerolínea quiere venir porque es caro e inseguro, es encima tierra de nadie.