Buen intento, suerte en la próxima.
Como si hiciera falta más confusión, Nicanor terminó por soltarlo nomás (con piolita) a Lino Oviedo, y todo se enquilombó mal. Cuesta más que nunca predecir el futuro cercano del panorama político, considerando que los principales referentes no se caracterizan por la racionalidad ni la coherencia (sí, así de mal estamos).
Lo único que parece seguro es que la Concertación se fue al carajo. Es una pena.
(Ya) No se puede creer (sí, yo tenía la esperanza de que iba a salir algo útil de la Concertación) en Lugo: es inaceptable que tenga un discurso para el país y otro para el exterior (encima Cantinfleeero!), y con el acto de ayer, se terminó de enterrar al muerto.
Vale la pena esperar milagros?
No sé como harán ustedes, pero acá nos arreglamos con lo que hay
lunes, 10 de septiembre de 2007
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